Learning some of the truth about CBC’s «Learning the truth» [o A vueltas con un controvertido reportaje canadiense sobre adopciones en Etiopía]

2009/06/26

Pasé unos días bajo el impacto del documental Learning the truth, que ha sido citado y comentado en postadopcion.org, y pensé en escribir algo, aunque la verdad es que las impresiones se me agolpaban, y el barullo organizado en torno a la supuesta acusación a las ecais, las prácticas cuestionadas en Etiopía, etc. me inspiraba una mezcla de confusión, desazón y tedio. Mi amigo Jorge C. R. no es adoptante, pero es conocedor de varios de ellos en la zona sureste e incluso algunos extranjeros, está muy interesado e informado en el tema, sobre el que hemos mantenido conversaciones y correspondencia. Por su condición de editor es una persona muy avezada en el análisis de documentales, programas y demás rollos mediáticos. Creo que forcé un poco la cosa y abusé de su confianza, pero tal vez ha valido la pena. A continuación os copio su contestación. Los documentos a los que él alude en su mensaje están localizables en:

Transcripción escrita resumida del reportaje:

http://www.cbc.ca/canada/manitoba/story/2009/03/19/f-ethiopia-adoption.html?ref=rss

Versión audiovisual original en inglés [probablemente despublicada]:

http://www.cbc.ca/national/blog/video/internationalus/learning_the_truth.html

Versión audiovisual en francés [programa de televisión «Enquête»]:

http://www.radio-canada.ca/audio-video/pop.shtml#urlMedia=/Medianet/2009/CBFT/EnqueteCombo200903192000.asx

Comunicado de las ecais españolas concernidas:

http://www.addisgalicia.org/index.php?option=com_content&view=article&id=79:comunicado&catid=1:noticias&Itemid=34

“Hola, IK2, ya sabía que me darías la vara con algún tema como éste. Se da la circunstancia casual de que por motivos personales soy televidente ocasional de la CBC, pero mira por dónde este programa no la había visto hasta que tú me lo indicaste en tu correo de la semana pasada. Me pillas un tanto liadillo, pero he sacado unos ratos estos días y ahora voy a aprovechar un ratito en el tren para intentar componer una respuesta para ti. En resumidas cuentas vamos a darle un repaso al programa Learning the truth y a algunos de sus antecedentes y consecuencias, o sea a su contexto. Que conste que todo lo que te diga son opiniones que se complementan con mis conocimientos  – a pesar de lo que tú sueles pregonar – bastante escasos . Te cedo los derechos en exclusiva, eso sí.

Mi primera impresión del documental no es muy positiva. Yo creo que mezcla un conjunto de temas relacionados de forma indiscriminada: La acreditación de las ecais, la inexactitud más o menos deliberada de los informes sociales de los menores, la sospecha de castigos físicos en un orfanato etíope y el papel de las administraciones de aquel país, etc. Todo ello en una filmación “urgente”, de escasa duración, con recurso al docudrama y con un montaje que se acerca al sensacionalismo, en particular en la secuencia de la entrevista con la Ministra de Asuntos de la Mujer. Los elementos de información presentados son en sí muy valiosos, pero la receta de elaboración es muy criticable. En cuanto a las familias intervinientes, yo desde luego solo te diré que si tuviera hijos, por mucho que me interesara el asunto, no los induciría a someterse a una experiencia docudramática tan estresante. Sinceramente creo que esto es válido sobre todo para el caso de los Hopwood, que es piedra angular del film por la incoherencia flagrante de su informe social, su viaje de vuelta a Etiopía, etc. Por todo esto la pequeña Etsegenet se merece toda la consideración posible: no sabemos a ciencia cierta si en Etiopía la pegaron o la obligaron a mentir, pero la experiencia cinematográfica que le esperaba en Canadá no es moco de pavo.

Para no perdernos entre tanto tema mezclado, empecemos por el contexto allí en Etiopía. La gente se muere literalmente de hambre, enfermedad y miseria. Las personas, además, no es que no tengan edad fija, es que por no tener no tienen ni siquiera identidad oficial definida. La partida de nacimiento de los niños adoptados se expide precisamente a iniciativa de la solicitud de adopción y son los padres adoptantes los que fijan la fecha de nacimiento con los escasos datos de los informes previos al viaje. Los Registros Civiles o no existen o bien no funcionan para todas las personas (recuerda lo que pasaba aquí en  España hasta hace poco con la población gitana). Si la gente desesperada es capaz de cambiarse de religión –o la de sus hijos, como se muestra en la película Vete y Vive- qué más dará bajar uno o un par de añitos. Etsegenet Hopwood (minuto 7) dice que el personal del orfanato le decía que “los canadienses no adoptarían a niños mayores” para obligarla a mentir sobre su edad (de 6 a 4 años). La sra. Galbraith, directora de la ecai CAFAC, dice a su vez que no se lo cree (minuto 14): qué más nos da, a estas alturas. Pongamos que hace pocos años, esto de la rebaja de la edad ya lo sabían ”solamente” todos los peluqueros, camareros y taxistas de Addis. En 2009 ya lo sabían media España y medio Canadá, antes de la difusión del programa de la CBC, que no hace sino explicitarlo sobre la realidad incontestable de la demanda de niños pequeños. Con todo, el testimonio y experiencia de la valiente Etsegenet resultan claves por lo siguiente. Como señala el misionero Ángel Olaran, (en el interesante libro Ángeles de Wukro, de Mayte Pérez Báez, páginas 39 y siguientes), la edad de 5 años marca el límite de recepción de ciertas ayudas a la gente necesitada de Etiopía por los canales habituales de asistencia humanitaria. Para muchos de los pequeños etíopes desasistidos es una especie de mayoría de edad laboral, no digamos si son niñas. Es también una cifra simbólica que a los adoptantes les suele costar sobrepasar, sobre todo si es su primera experiencia parental, son ya mayores y no han tenido bebés anteriormente. Etsegenet es por tanto un caso perfecto de niña demasiado mayor (en torno a 6 años reales) a la que se le reasignan unos aceptables 4 años.

De la edad podemos pasar al tema de los actores locales implicados en los procesos de adopción. Este es el aspecto donde el documental falla más. No es que presente una actitud partidista, sino exageradamente parcial y fragmentaria, a pesar del aparente “bombazo” de la entrevista con la Ministra Muferihat Kamil. Afortunadamente el anonimato de las familias etíopes de los niños ha sido respetado, pero el discurso sigue la norma neocolonialista de pedir explicaciones por el abandono, como si se tratara de personas que estén en condiciones de dar “excusas” análogas a las que se pueden pedir a un familiar en segundo grado de un país desarrollado. ¿Qué van a decir?,  ¿que los niños del vecino ya se murieron de hambre o enfermedad y que el siguiente sería el “vuestro”?, ¿que están avergonzados de vivir en la miseria? ¿Qué diríais los adoptantes si estuviérais en su lugar? Con todo, la instancia de las familias aparece cuando menos mencionada.

 Siguen las “casas de transición”, “orfanatos” o como narices quieran llamarlas, de las ecais, cuya dirección a veces coincide –como al parecer es el caso de CAFAC-, con la propia representación de la ecai en el país. Orfanatos y representantes han proliferado como hongos en Addis Abeba, y probablemente superarán a estas alturas el número de gasolineras y supermercados bien surtidos en una ciudad pobre pero poblada de varios millones de habitantes.  Debe quedar nítidamente claro que nadie tiene por qué pensar sin pruebas que estos representantes sean forzosamente desaprensivos, pero sí son a menudo pequeños o medianos emprendedores procedentes de otras actividades no estrictamente humanitarias. Algunos organizan excursiones para los turistas, son intérpretes de empresas extranjeras que invierten en Etiopía, alquilan coches, proporcionan guías, etc. En suma, son las personas disponibles y capaces de franquear –por su nivel de alfabetización y su conocimiento del inglés y/o español- la  difícil barrera de la incomprensión del idioma amárico y de los vericuetos de la administración etíope. Tratan con los trabajadores sociales y médicos que elaboran los informes y con las regiones de origen de los niños. A veces trabajan alternativamente con una ecai u otra, colaboran entre sí o se “independizan” unos de otros. En definitiva, como tú señalaste en un artículo de tu blog, entre todos configuran un “sector” nada desdeñable en un país donde el empleo digno es un lujo codiciado incluso por niños muy pequeños. Resumiendo respecto al documental, al menos este “sector” queda representado muy menguadamente por la gestora Sra. Berhane, de la “casa” de CAFAC en Etiopía.

Pero ¿qué hay de los estamentos oficiales, tan trascendentales en las adopciones? Solo –y afortunadamente- la Sra. Galbraith, de la ecai CAFAC, menciona al sistema judicial etíope cuya intervención es decisiva en cada adopción que se produce. Porque los realizadores del documental no lo tienen para nada en cuenta. Tampoco en la filmación se hace mención del Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales (Ministry of Labour and Social Affairs, MOLSA). Su encargado de asuntos de adopción durante largo tiempo, el Sr. Haddush Halefom, fue en su día acusado por medios etíopes exiliados y virulentamente hostiles al gobierno del primer ministro Meles Zenawi, de participar en el tráfico de niños. Pero hay testimonios de que ha sido una persona asequible a los medios de información y empeñada en terminar con el sistema de adopciones “por libre” en beneficio del sistema de ecais, precisamente porque aquel no garantizaba la continuidad de los seguimientos de los menores una vez fuera de Etiopía. Esta no-mención del MOLSA no es tan importante como la ignorancia de los tribunales, pero tiene su significación en el entramado administrativo etíope, pues dicho MOLSA comparte competencias en temas de adopción con el Ministerio de Asuntos de la Mujer (Ministry of Women’s Affairs, MOWA) cuya titular es la entrevistada Sra. Muferihat Kamil. Desde luego esta es una parte muy importante del programa televisivo, pero no tanto por el “escándalo” montado en torno a la interpretación de la secuencia de la lista de ecais, como veremos en seguida. Porque hay que hacer aquí una parada técnica para ver el contexto de su presencia ante las cámaras. Mucha gente aún parece no haberse dado cuenta de la trascendencia simbólica para África del acceso de Barack Hussein Obama a la Presidencia de los Estados Unidos de América. Aprovechando la marea, el incombustible primer ministro etíope Meles Zenawi logró colarse hace bien poco en el G20 como representante africano, en rivalidad mediática con la pujante Sudáfrica. Además se las ha ingeniado para salir relativamente airoso de la retirada militar en Somalia (campaña que estuvo en la sintonía de la era Bush) y ahora “toca” volver la atención más a los asuntos internos. Esto tal vez podría coincidir con el paso de Etiopía hacia una fase de nacionalismo adoptivo (similar al descrito por tu admirada Signe Howell en India). En fin, la presencia de una joven musulmana desenvuelta y sin pelos en la lengua, en la butaca del ministerio, es en sí una noticia considerable. Pero, insisto, para mí la discusión bizantina sobre la lista de ecais pendientes de reacreditació no es lo más importante. En cambio sí lo es que la ministra afirme que muchos de los informes niegan la existencia de padres y madres, y que ciertas actividades “no están respetando las leyes y las normas del país” (sic). Lógico: el Código de Familia etíope establece lo que en España llamaríamos adopción plena, pero al mismo tiempo señala que los menores mantendrán sus lazos con la familia de origen (Federal Negarit Gazetta Extra Ordinary Issue No. 1/2000 The Revised Family
Code Proclamation No. 213/2000, art. 183), de tal forma que si un determinado informe “mata” a la familia de origen, es evidente que la ley se incumple. Por otra parte, convendremos en el mal gusto y la obscenidad de preguntarse desde nuestros sofás por la capacidad de la población severamente empobrecida de Etiopía para conseguir un adecuado asesoramiento legal, un nivel cultural suficiente para comprender las disposiciones, o simplemente la alimentación suficiente que permita criar la voluntad de reivindicar sus derechos. Queda el instinto de supervivencia: yo moriré en la realidad o en los papeles; tú, hijo, sobrino, nieto, vecinito: VETE Y VIVE.

Aunque no la considere tan importante, volvamos a la secuencia de la lista de ecais, alrededor del minuto 13 del documental. El montaje no es absolutamente fiable, incluso si se llegara al caso de que la traducción del texto en amárico del documento revelara datos adversos a estas entidades. En este sentido, algunas ecais tendrían razones para sentirse afectadas por un caso evidente de sensacionalismo. Pero mucho más aún se sentirían afectadas,  y mucho antes en el metraje, por el “anything is possible” (“puede que algo sea cierto”) (minuto 9) y la risa floja (minuto 11) de la sra. Galbraith, de CAFAC, enfrentada a la cantidad abrumadora de casos de informes dudosos. La Sra. Galbraith se dirige a los telespectadores, como algunos miembros de ecais españolas a sus adoptantes (prefiero evitar llamaros “clientes”): como si estos fueran menores de edad. Se edulcora con frecuencia la vaguedad o incoherencia de los informes por miedo a exponer en toda su crudeza los terribles condicionamientos de la sociedad etíope. A veces los adoptantes tienen que pedir expresamente una relación detallada de la distribución de gastos de los procesos, eso en un mundo en el que ya te dan una factura normalizada en tamaño DIN-A4 hasta al venderte una tapa de inodoro. La tensión se agudiza más en tanto en cuanto los adoptantes presentan una media sociocultural más bien alta. Como te decía al mencionar a los representantes locales, tampoco nadie tiene derecho a dudar de la honorabilidad de las ecais y de su personal. Se trata sin duda de personas bienintencionadas. Pero con el tiempo van viendo que en algunos países en los que gestionan procesos se han implicado en berenjenales tercermundistas de dimensiones insospechadas, mientras que en la retaguardia local les estalla entre las manos la sociedad de la (des)información y de las redes, con toda su fauna variada de comunicadores sensacionalistas, opiniones desbocadas  …y también ocasionalmente críticas severas y bien fundamentadas. Ante esto, en lugar de contribuir a un debate sereno, riguroso y abierto sobre el tema de las inexactitudes de los informes aportando datos y perspectivas que a buen seguro solo ellos poseen, se empeñan en mantener una actitud negacionista o melindrosa que no hace sino recrudecer las suspicacias. Mejor no largar demasiado, no sea que… Por lo demás, en el  caso concreto que motivó nuestra conversación, ha sido totalmente desconsiderado dejar que algunos de mis amigos adoptantes hayan conocido el programa “Learning the truth” y el comunicado de Addis Galicia y Mundi Adopta por el vecino del tercero izquierda. Por su redacción y la discreción en su difusión, dicho comunicado parece sobre todo destinado a salvaguardar posiciones en caso de eventual litigio. Las prisas son redactoras mediocres y groseras:  “No debemos olvidar que detrás de estas organizaciones se encuentran personas, trabajadores, familias y niños a los que podemos ocasionar daños irreparables”. Pues eso, por ese orden…

Nos quedaría comentar el papel de las autoridades y administraciones de los países adoptantes. El documental presenta a la autoridad provincial de Manitoba, que sería el equivalente de las consejerías de Asuntos Sociales de las autonomías del Estado español. Más de lo mismo: buena disposición, auditorías, etc. Yo me pregunto si un control tan ceñido a lo territorial es capaz de garantizar actividades de tamaño alcance transnacional y global. Otro factor sería hasta qué punto los demandantes de hijos formais ya de por sí un lobby tácito y silencioso, y si esto tiene sus consecuencias políticas.  A un nivel diferente y más concreto, cabe señalar cómo las autoridades consulares españolas han trabajado estos últimos días para situar este “escándalo” mediático de la “lista de ecais” en sus justos términos.

El tema de los informes sigue sin embargo ahí, sostenido por evidencias masivas. Ojalá Etsegenet adulta y sus semejantes puedan disfrutar algún día de toda la coherencia posible en sus historias personales. Estamos llegando a la estación y se me acaba el tiempo. Además, me espera una jornadita movida a propósito de desaguisados ecológicos en beneficio del esquí pirenaico. Sabrás perdonarme una vez mas todas mis ironías sobre adoptantes insaciables. De modo que seguimos en contacto, besos a los nenes y un abrazo.

Jorge


¿Qué fue de Néixer a Etiòpia?

2009/01/29

En la lógica de la rentabilidad periodística -tal y como se entiende hoy- los muertos de ayer ya no venden hoy. Gaza queda sepultada …por los fastos de Washington! Lejanos están aquellos días de septiembre de 2007 en que el programa de TV3 -con mejores o peores calidad e intención- sacudió a los entonces recientemente vinculados con Etiopía. Después vino todo el «proceso» de Global Infantil y demás… Sin caer en conspiranoias, yo me pregunto por las razones del ensordecedor silencio -¿acaso mejor discreción?- tras la salida a la luz del inoportuno apoyo previo de Cooperación española (incluida la visita de Leire Pajín) a la controvertida ONG, así como la trayectoria profesional posterior de la realizadora del programa Mónica Terribas. Néixer a Etiòpia prácticamente se ha esfumado. Lo cierto es que hay quienes seguimos deseando más «letra pequeña» de lo que sucede en realidad entre Etiopía y España, lo que circula día a día por esas grandes avenidas y callejones fangosos de Addis. Y encima lo deseamos con rigor y sin sensacionalismo. Soñar no cuesta nada…