Exposición en Madrid: «Etiopía. Signos de identidad», de Ángel Gracia Ruiz

2012/10/11

En Madrid el Museo Nacional de Antropología -vulgarmente llamado «el Etnológico»- siempre proporciona una visita cómoda y estimulante para quien se acerque a conocerlo. Goza de una magnifíca ubicación frente a la estación de Atocha, cerca del mercadillo librero de Moyano, del Botánico, del Retiro y del itinerario MNCARS-CaixaForum-Thyssen-Prado. Además tiene una historia curiosa e inquietante, con personajes como su fundador el legendario doctor Velasco o el Gigante de Extremadura. Se ha podido comprobar cómo los actuales responsables del Museo han sabido aprovechar todas estas bazas para relanzarlo con todo tipo de actividades culturales sugerentes y atractivas.

Estos días acoge una interesante e instructiva exposición fotográfica que tal vez debería haberse titulado «Sur de Etiopía, signos de identidad» porque en ella no vamos a encontrar ceremonias litúrgicas ortodoxas, obeliscos, iconos o pinturas murales, es decir los clichés conocidos de la cultura abisinia norteña. Las imágenes están tomadas de individuos, costumbres y atavíos de grupos étnicos de la Región de las Naciones, Nacionalidades y Pueblos del Sur, justamente la zona de procedencia del actual primer ministro etíope Haile Mariam Desalegne (aunque este no pertenece a ninguno de los grupos documentados en la muestra).

La visita puede ser breve pero no dejará de ser impactante. Es sabido que el incipiente turismo pintoresquista está teniendo efectos no siempre positivos para estas comunidades. Por otra parte algunas fotografías son testimonio de aspectos bárbaros de las propias culturas, que implican actos de cierta violencia -como la flagelación- y para colmo relacionados con las desigualdades de género. Por supuesto que se trata de asuntos espinosos también comunes en el mundo llamado desarrollado. Pero una vez en la exposición, sumergido el espectador ante imágenes de gran formato, directas y frontales de personas a menudo semidesnudas, resulta difícil sustraerse a cierta sensación incómoda de zoo humano.

Si juzgamos por la información gráfica disponible sobre la inauguración, no parece que esta contara con mucha afluencia etíope. Un síntoma más de la unidireccionalidad del discurso cultural tan frecuente en estas miradas europeas sobre países exóticos y pobres. Aún así, que no se interpreten estas reflexiones como desánimo a la visita. Todo lo contrario: la exposición merece muchísimo la pena. Para bien, mal o regular Ángel Gracia no es Leni Riefenstahl pero sus fotos son magníficas, y aquellas remotas comunidades merecen un vistazo que equilibre su situación en el imaginario colectivo frente a los tópicos abisinios. Toda la información oficial sobre la muestra: aquí.


Exposición de fotografías de Castro Prieto sobre Etiopía en el Teatro Fernán Gómez (Madrid)

2009/04/16

Por muchas fotos de Etiopía que hayamos visto, no dejará de impresionarnos esta estupenda exposición del fotógrafo Juan Manuel Castro Prieto. Las fotografías son de una calidad soberbia y el trabajo viajero que uno imagina detrás de todo esto es tremendo. Poco Addis, escasas tomas de los centros turísticos clásicos y sin embargo mucho, muchísimo andurrial de acceso trabajoso e incómodo. Mirada serena y respetuosa con los seres humanos, que son el motivo predominante de la muestra. Aún así, el impacto es inevitable: primitivismo indefenso y frágil ante la modernidad arrasadora, niños alborozados enarbolando un retrato de Osama Bin Laden, prostitución sórdida, riesgos y precariedad extrema…

Se echa de menos, eso sí, una mínima introducción geográfica y cultural -tal vez acompañada de un mapa con las zonas visitadas por el autor- para que el visitante se sitúe en el contexto.

En cuanto al texto del tríptico gratuito sobre la exposición, firmado por Alejandro Castellote, contiene una simplificación abusiva sobre la realidad actual del país: [Etiopía] «en la actualidad es una democracia que lidia con las periódicas incursiones de las guerrillas, las hambrunas provocadas por las sequías y las secuelas de la guerra con Eritrea».

No dudo de los avances del actual régimen etíope sobre los anteriores. Ganado nos llevan el no haber vuelto a la monarquía, desde luego. Pero basta consultar a Amnistía Internacional o simplemente la BBC para tomar contacto con las innumerables denuncias sobre falta de respeto a los derechos de las personas, dudosos procesos electorales, violencia de las fuerzas militares sobre poblaciones civiles indefensas, etc. En la actualidad son numerosísimos los detenidos políticos, incluyendo el encarcelamiento de prominentes figuras de la oposición al gobierno. La expresión «periódicas incursiones de las guerrillas» hace pensar en conatos de invasión exterior, cuando lo cierto es que los movimientos insurgentes más destacados son internos a las actuales fronteras de la República: los de Oromia y del Ogadén somalí-etíope, que se resisten a un Estado que se reclama federal en su Constitución pero sigue siendo básicamente abisiniocéntrico. Es cierto que las «hambrunas» se deben a menudo a las sequías pero nada se dice de las enormes y crecientes desigualdades sociales. En cuanto a las «secuelas de la guerra con Eritrea», ciertamente tardarán en cicatrizar -si es que el conflicto no se volviera a encender-. Pero mucho más recientes están las de la implicación en el conflicto de Somalia, al que el gobierno de Meles Zenawi fue empujado por la anterior administración norteamericana en su «guerra contra el terror»: muertes de soldados etíopes, sufrimiento de la población somalí dentro de Etiopía, desvío de recursos hacia el gasto militar.

De lo que podemos estar seguros es de que la breve referencia del Sr. Castellote a la situación actual de Etiopía no chocará con lo que propugna el partido que gobierna el Ayuntamiento que ha programado la exposición. C’est la vie! Pero que a nadie se le ocurra dejar de ir a admirarla por este pequeño detalle «divulgativo»: sería peor y estaríamos ahondando aún más la brecha…