Holy Lola – la novela de Dominique Sampiero y Tiffany Tavernier

2015/04/15

Holy Lola (couv. Grasset)Retornons à nos moutons… ¿Qué fue de Lola? Estará ya en plena adolescencia efervescente. En un país desarrollado pero convulso ¿y Géraldine/Isa y Pierre/Jacques? Espero que sigan disfrutando de su hogar en Auvernia y del apoyo de la abuela materna, al menos. ¿Habrán tenido más hijos? ¿Regresaron en alguna ocasión a Camboya? Parece que esta ha crecido mucho desde entonces, como suele decirse en los medios. Ojalá la justicia social acompañe el proceso.

Los años intensos de la adopción internacional se van alejando paulatinamente. Entre otros testimonios, queda esta magnífica novela elaborada a partir de un sólido guión, muchísimo más que una novelización de oficio al uso. Un texto con ambición de abarcar, que resulta casi enciclopédico a pesar de tratar de una situación específica. Complemento ideal de la película.


Medios españoles enfocan posible cambio legislativo hacia adopción abierta

2013/06/17

Una información que sin duda dará que hablar y escribir. Por lo que se ve el enfoque mediático es más bien de tipo adopción «nacional», pero ¿qué pasará con las familias biológicas de por esos mundos de Dios? Cabe esperar apartheid. Por el momento, solo con la puñetera noticia, la psicotecnocracia ya tiene curro para rato, ánimo, encore un effort! (y a su vez otro elemento de polémica)

Las noticias propiamente dichas en los enlaces siguientes:

http://www.antena3.com/noticias/sociedad/padres-biologicos-podran-visitar-hijos-que-dan-adopcion_2013061700217.html

http://www.larazon.es/detalle_normal/noticias/2692297/sociedad/los-padres-biologicos-podran-visitar-a-los-hij#.Ub-ET-fwmAk


A propósito de Los niños del Brasil (la película)

2012/08/01

Recién vimos esta peli algo crepuscular, lo primero que se vino a la mollera es: ¡caray lo que ha llovido desde el estreno, allá por finales de los años 70! Resulta que su director Franklin J. Schaffner es el mismo del superclásico El Planeta de los simios, film con cuyo argumento Los niños del Brasil comparte una atmósfera de desasosiego fundado en ingredientes de biociencia-ficción. Desde un punto de vista histórico Los niños es un relato de transición por la trama y por la misma realización de la película. Recoge un elenco bastante impresionante de grandes actores prestigiosos que se hallan ya en edad muy avanzada en aquel momento. El argumento remite de manera retrospectiva a un pasado estandarizado (el nazismo, la Segunda Guerra Mundial) pero al mismo tiempo se proyecta hacia un futuro inquietante sobre el que planean los efectos incontrolables de la ingeniería genética y el presentimiento de que el modelo de crecimiento expansivo y apertura social de la segunda postguerra mundial comienza a dar sus primeros signos de agotamiento. Aquí no arden rascacielos ni se producen terremotos colosales, pero ¿recuerdan ese regusto catastrófico, tan típico de las películas norteamericanas de aquellos años?: pues eso.

Al final el experimento cinematográfico resulta pelín fallido: los veteranos actores cumplen y algunos incluso con nota -como Olivier-, pero esos buenos oficios meramente yuxtapuestos no bastan. El suspense no resiste el recuerdo del maestro Hitchcock. Pese a los notables esfuerzos de producción, los exteriores rodados en Portugal tampoco han aguantado la posteridad: el turismo hacia este país lo ha hecho tan reconocible como para que sea imposible hoy día hacerlo pasar por el Paraguay de Stroessner. Resumiendo a la peli le falta garra y el paso del tiempo le ha hecho perder impacto.

Sin embargo y situándonos en perspectiva, puede enseñarnos mucho sobre nosotros mismos y sobre el mundo en el que ahora estamos viviendo. No porque toque posibles aspectos truculentos -de manera también algo estereotipada- del mundo de la adopción sino sobre todo por la presencia central de los temas del diseño de destinos, la reproducción asistida y la subrogación. Literalmente se alucina al comprobar lo que hace algo más de treinta años era difícilmente concebible cuando no abiertamente objetable, y no por fuerza porque viniera de la mano del totalitarismo político que es lo explícito en la historia que se narra.  Ahí es nada el trapicheo global de niños (parte de la «circulación» de que hablan los expertos), las cifras de lo que pasaba en aquellos años o antes o ahora. No estamos en idealizar el pasado y lamentarnos del presente, no. Simplemente los parámetros de la mentalidad del primer público de Los niños del Brasil expuestos junto a la situación y la mentalidad media actual sobre estos asuntos: con sinceridad, esto no tiene parangón. Con un par de horas y algo de paciencia Los niños del Brasil se lo demostrará a cualquiera.


Los Superjuguetes de Brian W. Aldiss y la Inteligencia Artifical de Kubrick y Spielberg

2012/05/22

Habían llegado a la planta de producción, donde el producto estaba preparado para ser empaquetado y exportado. David avanzó, con los ojos abiertos de par en par.

 Ante él había mil David. Todos iguales. Todos vestidos igual. Todos en posición de firmes. Todos silenciosos, con la vista clavada en el frente. Mil réplicas de él. Muertas.

Por primera vez, David comprendió.

(ed. 2001, p. 51)

 

 

En los relatos de Brian Aldiss merodean erotismo antropológico y cierta ironía con tintes filosóficos. Son historias que le suelen dejar al lector un regusto melancólico. Su minúscula trilogía de Los superjuguetes viene a estar compuesta por tres elementos o actos:

– Los superjuguetes duran todo el verano.

– Los superjuguetes cuando llega el invierno.

– Los superjuguetes en otras estaciones.

Están publicados en un volumen bajo el título del primero de ellos, tanto en castellano como en inglés: Supertoys last all summer long. Sin embargo esta miniserie se compuso a lo largo de varios años y al hilo de la relación creativa entre el propio Aldiss y Stanley Kubrick. No es un texto extraordinario desde el punto de vista literario pero encierra una preciosa clave argumental que resultó crucial para el desarrollo del guión llevado al cine por Steven Spielberg después del fallecimiento de Kubrick.

La peli en sí concita opiniones muy variadas. El viejo proyecto que Kubrick no pudo acometer devino una producción ardua, compleja y costosa. Se reconocen elementos de Blade Runner, de El planeta de los simios, de Cantando bajo la lluvia, y si me apuran de La fuga de Logan o remotísimamente del gran Buñuel. Hay juicios para todos los gustos. Para algunas personas se trata de un pastiche de montaje mediocre, inestable y desigual, empeorado con dosis de sentimentalismo. Para otros en cambio la peli ofrece una estructura robusta y genial, que culmina precisamente las ideas de Kubrick sobre realización cinematográfica. A efectos prácticos lo que sí se puede afirmar es que su visionado no resulta recomendable para niños pequeños, a pesar de que en España la calificación de partida -a nuestro juicio un tanto temeraria- fue la de apta para mayores de 7 años: es una historia demasiado violenta, enrevesada, inquietante y amarga.

Inteligencia artificial toca varios palillos que dan para mucho. En primer lugar la adopción como fórmula sustitutiva ante la ausencia de hijos biológicos. Y por otra parte el sempiterno tema de la identidad personal: ¿somos lo que somos por nuestro punto de partida u origen, o por la influencia del entorno y la experiencia?, y si lo somos por combinacion de los factores precedentes ¿en qué proporción? El robot que siente no es sino una metáfora del ser humano considerado como -al fin y al cabo- mecanismo biológico, material. La pregunta de ¿hasta qué punto el robot puede sentir emociones? nos rebota directamente: ¿cuáles son los límites materiales, el perfil real y tangible de nuestra psique humana? Por el momento no parece que tengamos respuesta adecuada y total a este interrogante, y según la película tampoco la habrá todavía dentro de algunos milenios. De modo que no nos queda otra salida ¿provisional? que la voluntad existencial. Para todos, robots  mecánicos y/o biológicos.


¿Micro?desigualdades locales y abandono nacional: Las nieves del Kilimanjaro, de Robert Guédiguian

2012/05/16

El regreso de Robert Guédiguian es fructífero. Otra vez su mujer, sus amigos, L’Estaque… En fin, como para no presagiar nada nuevo/bueno. Al contrario: una peli con las pilas bien puestas. Una disección y un ajuste de cuentas a la aristocracia obrera en retirada. Poca polítiquería, a pesar de las apariencias. Poca comida de tarro ideológica. Politíca-vérité, vida y sociedad actuales en vena, incluida la dichosa y omnipresente familia. Y una buena ocasión para reflexionar sobre el abandono individual y colectivo: el de los niños, el de los mayores, el que las personas se infligen a sí mismas. Aquí y ahora.


International Adoption: Global Inequalities and the Circulation of Children

2012/05/13

A basic issue remains unanswered: When certain countries of origin have granted adoptions without terminating kinship ties, is it fair or desirable to convert those arrangements into plenary adoptions once the children have settled in the receiving countries? The Hague Convention authorizes conversion into plenary adoption only if formal consent to the legal effects of this adoption was given knowingly. But does the person giving consent really have a choice? Receiving countries impose the adoption scheme they prefer without seriously considering the possibility of adapting it to reflect the situation in birth countries with different laws and cultural practices.

(Françoise-Romaine Ouellette, p. 74)

Que no cunda el pánico. No se trata de un manual de autoayuda para adoptantes con complejo de culpa. Se trata de un volumen de formato académico, es decir con todo el aparato de citas y bibliografía correspondiente, no traducido al español -solo se puede acceder a él en inglés-, y que tiene la ambición de ser una puesta al día sobre la situación global de la adopción internacional en el mundo interconectado en el que vivimos. Con esta intención, combate la visión a menudo estrecha, limitadamente nacional, con que se experimenta y/o se contempla el fenómeno. Al leerlo se descubren perspectivas distintas y a la vez muy parecidas a las propias, desde los parajes más insospechados: Québec, los países bálticos, Perú, Hawai… Todo supervigente: el libro fue impreso por primera vez en 2009.

Una suculenta baraja de primeras espadas de la sociología y la antropología, especializadas en AI, toman a su cargo los distintos capítulos de una obra bien estructurada que no se limita a ser una mera yuxtaposición de artículos. Estos capítulos parten a su vez de trabajos de campo consagrados a diversos aspectos del fenómeno y a otros conexos: los diversos modelos de parentalidad, la incipiente maternidad subrogada, etc.  El estilo de escritura puede variar: no todas los autoras son nativas anglófonas, y algunos capítulos tienen un vocabulario más complicado. Puestos a recomendar alguna parte en especial, la introducción titulada The Circulation of Children -a cargo de las editoras Laura Briggs y Diana Marre- es un breve pero formidable ensayo de historia contemporánea de la adopción internacional, para no perdérselo. Y en su capítulo Return Journeys and the Search for Roots, Signe Howell da un nuevo y potente empujón al estudio y la reflexión sobre esta «búsqueda de los orígenes», y viene a poner en cuestión muchas de las concepciones comúnmente admitidas sobre este asunto en los países receptores.  Para terminar, la lectura de este libro se complementa muy bien con un vistazo (largo, serían varias horas para el completo), a las ponencias del 5º Congreso Internacional AFIN: muchos de los participantes coinciden y sus presentaciones están relacionadas o amplían los contenidos del texto aquí comentado.

A dominant ideology in Western Europe and North America regards kinned relatedness as epiphenomenal to the individual. In the many countries of Africa, Asia and Latin America from which Europeans and Americans adopt, by contrast, personhood is perceived as being constituted through relations with significant others.

Signe Howell (p. 263)


La otra madre – Una novela de Seth Jacob Margolis

2012/04/11

Selma se arrodilló junto a Raymond.

-Dame un beso, cariño -le pidió.

Obediente, el niño la besó en la mejilla y luego se marchó hacia el parvulario. A pesar de lo pequeño que era, andaba con una determinación adulta, balanceando los brazos, con la cabeza inclinada hacia delante, como si luchara contra fuerzas invisibles que trataban de derribarlo desde todos los flancos. «Otro niño perdido, cuidado por la persona inadecuada. Como mi Isaiah. Como me pasó a mí, y a Dana, la niña rica», pensó y no tuvo más remedio que echarse a reír. (p. 111)

Comentando la peli Losing Isaiah (Instinto maternal) (1995) ya se apuntó la ensalada de títulos en torno a esta historia de ficción. El libro fue publicado originalmente con el de Losing Isaiah en 1993 en los Estados Unidos. A él le siguió la excelente traducción española de Celia Filipetto, publicada por Plaza & Janés/Círculo de Lectores al año siguiente y titulada La otra madre. Y además están las tiradas editadas en Gran Bretaña entre 1993 y 1995 y tituladas The other mother de manera similar a la edición española.

La otra madre es una novela estupenda, escrita con gran talento literario utilizando una prosa económica y precisa que consigue recrear y comunicar sentimientos y estados de ánimo con una eficacia sorprendente, afectando a una plétora de personajes distintos y de principio a fin del relato. Formalmente está dividida en capítulos cortos subdivididos a su vez en fragmentos o escenas a modo de secuencias  de cine.

Sin embargo su argumento no coincide al cien por cien con el guión de la película. En la versión filmada el arranque de la trama no es exactamente el mismo, y algunos personajes cambian sus características. Como sucede en otras muchas adaptaciones, la novela original parece ofrecer más materia y con más riqueza y sutileza de matices. También es un libro a disfrutar por los amantes y mitómanos de la ciudad de Nueva York, ya que explota a fondo la geografía social de la urbe y su entorno, con multitud de referencias a lugares y zonas reconocibles y cargados de significado.

¿Qué paralelismo podría establecerse entre esa NYC de los años 80 y 90 del siglo XX y las grandes ciudades ibéricas y latinoamericanas de los años 0 y 10 del XXI, a propósito de adopción? ¿Con qué obra de ficción podría compararse La otra madre? Tal vez con La vergüenza, porque uno de los aspectos comunes explorados extensiva e intensivamente son los límites de comportamiento, emociones, ética e intereses de la pequeña burguesía liberal y profesional urbana en un marco de tensiones y desigualdades que puede abarcar apenas unas manzanas de casas o barrios casi contiguos, o bien desenvolverse en un marco global.

Lo que sí parece claro es que La otra madre se tradujo y distribuyó en territorio hispánico en un momento aún algo prematuro para que los interrogantes planteados suscitaran el interés que hoy presentan: antes de la gran oleada de adopciones internacionales. Sin duda por eso la novela pasó casi inadvertida, sin pena ni gloria, y no ha vuelto a ser reimpresa. Una  lástima, pues se trata de un libro absolutamente recomendable.

– En la universidad fumamos marihuana, participamos en todas las manifestaciones por los derechos civiles y en contra de la guerra. Y ahora, de la noche a la mañana, nos convertimos en ladrones de niños, egoístas, trepadores y malvados. No lo entiendo. (p. 259)


Losing Isaiah [Instinto maternal] – Una película sobre una adopción nacional interracial que se complica

2012/02/14

Seguimos en racha con las pelis noventeras. Los distribuidores de Losing Isaiah por estos pagos, al cambiarle el título, le hicieron un favor desde el punto de vista temático. Es presumible que sintieran pánico comercial ante la suelta de un nombre de varón que poca gente hispánica atinaría a pronunciar bien (recordad el persistente «Apocalipsis» Now). En fin, entre el nuevo título español y las imágenes de cartelería el espectador puede fácilmente sospechar al menos el esqueleto del argumento y motivarse para conocer a Isaiah en función del asunto. Como curiosidad relacionada vale la pena añadir que la novela del mismo nombre y que inspiró el guión de la película, es obra del escritor norteamericano Seth Margolis, y fue traducida a su vez con un tercer título: La otra madre.

Losing Isaiah es una historia muy americana, y muy instructiva! Desde el principio nos sumerge en un escenario de hogares y barrios estancos desde el punto de vista racial, territorios de una sociedad donde una mezcla de religiosidad y racialismo lo pringa todo en esta vida, y donde un aspecto físico de las personas -el color de la piel- se erige en factor inapelable de definición identitaria. Un comunitarismo arraigado en un pasado de siglos de esclavitud y segregación marca estrechos límites al pluralismo democrático aún en un espacio totalmente urbano y postindustrial. Cada comunidad racial y/o étnica es teóricamente libre para desarrollarse y prosperar en vecindad de las demás, pero el individuo está marcado desde el nacimiento en su seno. Tanto que puede que no quepa concebir la fusión o integración en una civilidad universal, republicana, no necesariamente definida ni condicionada por lo ancestral.

«Los niños negros deben estar con madres negras.»

…proclama uno de los personajes en un momento crítico de la película. Y no es blanco. Por tanto a través de un pleito concreto lo que se plantea es la reivindicación de un racismo inverso, la aspiración a un status equiparable al de la comunidad WASP dominante pero en ningún caso a que las comunidades existentes se integren en una más amplia. Fronteras invisibles, rigidez y agobio que -como la historia se encargará de recordarnos- casan mal con las necesidades reales y tangibles del desarrollo de las personas.

Losing Isaiah sugiere también algunos otros aspectos: la adopción y la maternidad instrumentalizadas para paliar problemas sentimentales, y sin duda el rol del proceso adoptivo como factor de decantación de las personas en el seno de un colectivo familiar. Es una película de argumento muy interesante pero de ritmo flojo y con pinta de telefilm: no en vano su director Stephen Gyllenhaal ha desarrrollado gran parte de su carrera en series de televisión. Esa falta de garra es compensada por la buenísima actuación de Halle Berry.


Secrets & Lies [Secretos y mentiras], de Mike Leigh

2012/02/03


Y otra peli de los años 90. Muy bien construida, de estructura coral aunque con un eje central bien definido. Una historia ¿familiar? que se compone a su vez historias individuales de desencuentro y desamor. Un melodrama que va intensificando su carácter teatral a lo largo del metraje, pero carácter de buen teatro, con solera, en la mejor tradición inglesa.

Secrets & Lies toca muchos palillos. La película parte de un encuentro postadoptivo sobre el que se cierne una panoplia de condicionamientos sociales en sentido multidireccional, es decir afectando a muchos más de los personajes que en principio podrían parecer implicados. Y todos estos elementos se van desgranando sin estridencias, de forma pertinente y elegante, gracias al buen oficio de director y actores. Los tabúes, el desamparo, la claustrofobia familiar, la infertilidad, el racismo, las clases sociales… Y el beneficio objetivo de leyes y servicios psicosociales, aunque también sus limitaciones manifiestas. Por tanto ofrece un material de trabajo muy bueno para tratar todas estas cuestiones.

La vida conlleva ya demasiadas dificultades como para añadirle las múltiples torpezas que cada quisque vamos cometiendo con mejor o peor fe. Empezando por la represión de los propios sentimientos y emociones. Claro que para corregir eso no siempre basta a veces la simple voluntad, sino que es necesario contar al menos con un cierto superavit de equilibrio psíquico.

Insisto en que Secrets & Lies es una película muy interesante sobre el microcosmos familiar. Para otro día quedan otros grandes secretos y mentiras, los macrosociales, geográficos, intercontinentales. Como es sabido, no hay nada más relacionado que lo infinitamente pequeño y lo infinitamente grande.


El milagro de P.Tinto, de Javier Fesser

2012/01/29

Moviola a 1998. En apariencia otra peli para Navidades, como la cartelería y demás publicidad lo recordaban machaconamente. Si hay que arañar taquilla no veo una ocasión más merecida. Casi final de siglo y para muchos también últimos cartuchos de juventud prolongada, peterpanesca, consumista en la cultura como en cualquier otro aspecto, ¿estéril acaso? Un público de Hijos del baby boom español saborean los coletazos creativos de la Movida, sin demasiados babies que atender. Y unos cineastas listos y currantes, que ya vieron Amarcord y La ciudad de los niños perdidos pero ¡ojo! todavía no Amélie, consiguen abrir un hueco para ese interesante universo pop de historieta, tan genuino del terreno, tan representativo de la propia marginalidad industrial del país y tan desafortunado como él en las circunstancias históricas. Otra asignatura pendiente, en este caso muy bien aprobada: surrealistas de ayer y hoy, va por ustedes.

Como peli para cineforum adoptivo no puede haber mejor opción. Por lo pronto es divertida y desdramatizadora aunque en su fondo se encuentre bastante crudeza. Incluye: parodia de la psicotecnocracia, de las contradicciones culturales en torno a la familia, del relativismo entre consumo y precariedad, de las nobles intenciones para con los negritos de un país llamado Motumbu, de la preocupación de los papás por la cultura de origen de los niños, de la vuelta a los orígenes de los adoptados, en fin una lista interminable de temas… Hasta un guiño tronchante e insolente -por lo profético- sobre lo que ignoramos si se conocería ya como «ecais» en aquella época. No deja títere con cabeza.

Tal vez la película tuvo la buena suerte de ser concebida precisamente a finales de los años 90, pues recoge y combina en el momento justo ingredientes o factores sociales que nos han traído hasta donde estamos ahora: las discutibles pero sólidas tradiciones familiares procedentes de la España paleoindustrial de mediados del siglo XX, y el pico de ineptitud reproductiva postmoderna en la apoteosis de la sociedad consumista. El enfoque compagina la crítica social descarnada, el buen humor y la nostalgia formal con enorme eficacia. En fin, el verdadero milagro es que esta peli esté tan llena de sugerencias interesantes envueltas en un recipiente tan divertido. No tiene desperdicio. Y si la ven por segunda vez después de haberla visto en aquel entonces, o sea antes y después de haber adoptado, tanto mejor pues obtendrán el valor de la perspectiva. En serio: una peli para culto, un potencial manifiesto de liberación para adoptantes y adoptados.